«BESTIARIO II / GRANDES FORMATOS», exposición-homenaje a Fernando Baños en la sala David Puentes
La sala de exposiciones David Puentes, de la Fundación de Cultura Andaluza (calle Salmedina 3, Sevilla), acoge desde este viernes 11 de noviembre la muestra “BESTIARIO II / GRANDES FORMATOS”, exposición-homenaje al artista Fernando Baños (Sevilla, 1948-2022). La inauguración tendrá lugar el mismo viernes 11 de noviembre a las 19:30 horas.
La muestra, comisariada por Carmen Carmona y Moisés Baños, podrá visitarse hasta el viernes 2 de diciembre, en horario de martes a viernes de 18:30 a 21:30 horas. Está formada por nueve acrílicos sobre lienzo de 2 x 2 metros que forman parte del último proyecto del pintor, un proyecto inconcluso a falta tan solo de finalizar la décima obra que lo compone.
Como indica el propio Moisés Baños, hijo del artista, «esta serie es la continuación de «BESTIARIO», un conjunto de dibujos irónicos y espontáneos que se han unido a otras series de la misma familia, que le ha acompañado en varias etapas de su vida, «Los bichos». Desde comienzos de su trayectoria, los bichos han estado presente en sus creaciones, han sido una expresión artística de su ironía, de su imaginación sin límites, de la cual han salido toda una especie de «fauna» adaptada a su visión de la vida».
Normalmente, «los bichos son dibujos a lápiz, con tinta china y gouache, sobre distintas bases, entre ellas papel hecho a mano por él mismo, formando así un proceso circular donde la creación artística es completa, aunque en estos formatos utilizó acrílicos sobre tela. Él empezó y terminó su trayectoria artística creando bichos, en esta exposición se presentan sus últimos nueve de una serie fijada en diez, que nunca llegó a terminar».
Margarita Aizpuru sobre Fernando Baños: la fusión entre la vida y el arte
La comisaria de exposiciones, crítica de arte e investigadora Margarita Aizpuru considera que Fernando Baños «ha sido un artista plástico de una creatividad arrolladora, abordada con enorme pasión y fervor a lo largo de toda su vida, desde los años 60 y hasta su fallecimiento, en este año 2022, lo cual le ha llevado a estar absolutamente involucrado, pintando, hasta los últimos días de su vida, en los cuales, a pesar de sus dolores, no ha parado de crear, agotando todo el tiempo que le quedaba». Es por ello que «podemos considerar que, en su caso, sea absolutamente literal la aplicación del binomio fluxiano «arte-vida». Una imbricación, la vital y la artística, sin la cual Fernando Baños no hubiera podido llegar hasta el final de su existencia humana creando, a pesar de su fragilidad. Hasta los últimos momentos no dejó de pintar, creando iconografías, formas, ritmos y expresiones compositivas propias en los que se sumergía vital e intelectualmente, y que reconocemos como suyas».
Desde sus comienzos, allá por los años 60 y 70 del pasado siglo, «Fernando se destacó como pintor, en esa época con una pintura figurativa de raíz informalista e influencia impresionista, para pasar a centrar su interés en los expresionistas abstractos de la escuela de Nueva York y en los españoles Tapies, Saura o Cuixart. Posteriormente, en las décadas de los 80 y 90 hará uso del collages y del constructivismo pictórico, acercándose más a una figuración de tipo conceptual bañada de un cierto expresionismo, sin abandonar un uso reiterado de las formas geométricas y de abstracciones».
Tras una carrera impresionante (Objetos cotidianos, Diálogos y monólogos, Lacerías, Quarks, Lección de anatomía, Dicotomías, faralaes y otros rompecabezas, Seriegrafias), «trabajando en series de obras toda su trayectoria artística, sus intereses evolucionan, pero permanecen, a lo largo del tiempo, una impronta y forma de hacer, plantear y ejecutar propias, muy de Fernando, que así le distinguía y lo distingue, así como algunos de sus temas, conceptos e iconografías personales como son las series de bichos. Unas series que ya empezara en los años 70 y que nunca abandona, y llega hasta el final de su vida. Como esta última serie, que ahora se presenta en la sala David Puentes, en esta exposición póstuma, homenaje a un artista, fundamentalmente pintor, pero con incursiones en otros formatos y áreas visuales, que no separó nunca su vida del arte, y aún hoy, después de irse, sigue permaneciendo a través de unas obras que palpitan, respiran y vibran como lo hacia él mientras pintaba y que nos lo hacen perdurable».
Unos bichos, «agrupados en series de BESTIARIOS, y que en esta última que ahora se exhibe en esta muestra inédita, y que sirve de homenaje al artista, se incluyen piezas de gran formato, de 200 x 200 cms., realizadas en fondos lisos, cada una de un color, mientras que los bichos pintados han sido realizados con pintura negra, como único elemento gráfico pictórico sobre esos fondos, otorgándoles así pleno protagonismo. Son una suerte de divertidos animales, que a pesar de sus cuerpos llenos de púas, pinzas, punzones, quebradas patas, cuernos, ojos saltones, agrandados, a veces cuádruples, hocicos punzantes o tentáculos, bocas dentadas y aceradas púas, no nos amedrentan, a pesar de sus miradas desafiantes y penetrantes, nos parecen tiernos e inofensivos, un poco bravucones pero divertidos, de inocentes imposturas que son más pura pose que agresividad de fondo. Unos bichos, algo punkis, que se metamorfosean y fusionan en sus cuerpos con fragmentos corporales de unos y otros, traspasando la categorización de especies, en una suerte de surreal configuración. Y que, a pesar de sus apariencias retonas, son de una tierna ingenuidad, y parecen querer comunicarse con nosotros, como, a veces, ocurre en la vida misma, donde humanos retones, insolentes, descarados y de apariencia autocomplaciente y distante ocultan, bajo estas poses, que son como máscaras defensivas, sus verdaderas vulnerabilidades».